“EL HOMBRE QUE ESTUVO EN MALVINAS ES UN SER HUMANO DE CARNE Y HUESO QUE TIENE FAMILIA, QUE HIZO LO MEJOR QUE PUDO PARA CUMPLIR CON SU MISIÓN Y TAMBIÉN CON SUS CAMARADAS”
Su compañia de comandos 602 fué la única que salía a buscar a los ingleses, se internaba en líneas enemigas y hacia emboscadas, la única que tomó prisioneros, la única que tomó un estandarte inglés.Tenía 26 años cuando fue a Malvinas y su jefe era el afamado Aldo Rico.
En su oficina tiene colgado en un cuadrito un artículo que le hizo un reconocido diario tucumano con motivo de la conmemoración de los 30 años de la guerra de Malvinas. Mientras asoma en sus pertenencias el libro de Nicolás Kasanzew “Malvinas, Sangre y Fuego”, el mismo que estuvo presentando su autor hace unos días en nuestra Capital y cuya introducción verbal estuvo a cargo de nuestro entrevistado. Cada detalle de su oficina hace respirar a las Malvinas.
Señala que lo que cuenta
es su propia experiencia, porque cada persona que fue puede contar una historia
y una experiencia diferente. “Yo creo que ninguna persona puede hablar de la
guerra pero si cada persona puede hablar de su propia experiencia en la guerra.
Yo fu el día 27 de mayo, ya la guerra había comenzado, había muchas cosas que
ya estaban en curso. El día 2 de abril en que se inicia la operación Rosario yo
me entero por los diarios. Y seguía con mis tareas habituales, yo era oficial
instructor en el Colegio Militar de la Nación y daba instrucción a los cadetes.
Un viernes me llegó un telegrama en el cual me decían que me tenía que
presentar porque era movilizado y nos íbamos para las islas, en una compañía
que se creó en la guerra misma. ¿Qué se me pasó por mi mente? La verdad
era un poco shockeante en el sentido en
que iba a girar en 180 grados mi vida” manifestó.
Explica que la convicción de los que lucharon en Malvinas
hay que relacionarla con la condición específica militar de cada uno. “No es lo
mismo ser comando como es mi caso, a ser un egresado más del colegio militar,
profesional militar, ni tampoco es lo mismo pertenecer a los elementos
logísticos que a los elementos de combate; y obviamente hay una gran diferencia
con aquellos que cumplían con el servicio militar obligatorio. Entonces,
nosotros los comandos enfrentamos la guerra muy bien, sin temores, sin ningún
tipo de bajezas y con un altísimo espíritu de combate, con mucha unión y mucha
voluntad de vencer” expresó.
Cree que el veterano de la guerra de Malvinas está mal visto
no porque haya desempeñado mal su tarea, sino porque, políticamente la guerra
de Malvinas fue muy maltratada por la sociedad argentina, por los políticos y
por las autoridades militares inmediatas después de la guerra. “Porque estoy
diciendo esto, los militares sentían vergüenza de haber perdido la guerra,
entonces querían tapar y ocultar la guerra, no querían que nadie hable de lo
que había pasado ahí. Y después en los gobiernos subsiguientes, por intereses
partidarios les convenía manipular el tema de la guerra de manera vergonzosa
porque si lo hacían en sentido contrario, iban a estar exaltando a los
gobiernos de la junta militar. Entonces en definitiva, el gran perdedor de esto
fue el veterano de la guerra de Malvinas”.
“La guerra al igual que la pérdida de un hijo es uno de los
hechos más traumáticos por los que puede pasar un ser humano y el trauma, es
como que al hombre o mujer, le pones una granada adentro de la cabeza y no
sabes cuándo va a estallar”. Por ello explica que hay que tener gente
especializada que atienda a los veteranos de guerra ya que muchos después de la
guerra se han suicidado, muchos han salido a vagar, y muchos se han escondido.
Por otro lado, El estrés post traumático dependió de la
capacitación previa “Yo no conozco un comando que haya tenido problemas de esa
naturaleza porque los ejercicios de campo de prisioneros que nosotros hacíamos
en la paz eran mucho más duros que los de la guerra, los de la guerra eran un
juego” aseveró.
Por argumentos racionales personales no se considera un
héroe y tampoco comparte que se les diga héroes de manera genérica a todos. “Aquellos
que no desarrollamos un acto heroico, como por ejemplo, el sargento Cabral que
entrega su vida por el General San Martín, el Teniente primero Lauria que en la
guerra se carga al hombro un herido y lo saca del campo de combate, el padre
que cubre a su hijo con su cuerpo cuando había bombardeos (porque coincidió que
padre e hijo estaban en la guerra), el Teniente primero Fiorito que subió a su
helicóptero y salió a buscar a unos náufragos sabiendo que lo más probable es
que lo matasen; yo creo que esas personas son a las que se las debe llamar héroes.
Yo cumplí con mi misión, la cumplí bien, no tengo ninguna duda, y no desarrollé
ningún acto de heroísmo” declara.
La emoción brota de su ser denotándose en su voz
entrecortada. Malvinas fue una de las experiencias más importantes en su
vida, luchar contra el enemigo para defender un pedazo de tierra argentino es
un recuerdo indeleble en su memoria y su corazón. “El hombre que
estuvo en Malvinas es un ser humano de carne y hueso que tiene familia, que
hizo lo mejor que pudo para cumplir con su misión y también con sus camaradas”
afirma.
Razona que la guerra se inició por decisión del junta
militar, los que fueron a Malvinas deben ser respetados y disociados de lo que
fue la dictadura. “Los que fueron a la guerra son seres humanos, son
argentinos, que tuvieron un altísimo grado de vocación de servicio, estuvieron
dispuestos a dar su propia vida por nuestro país. La sociedad argentina no
puede relacionar al veterano de guerra con un gobierno dictatorial como fue El
Proceso de Organización Nacional solo porque coincidieron cronológicamente, hay
que separarlos” aseveró.
Remarca que la
Argentina debería imitar el trato que tienen otros países con sus veteranos de
guerra “Aquel que fue, independientemente de su jerarquía, independientemente
de si era militar o civil, deben ser considerados en el mismo nivel de
igualdad, Y deben ser un grupo humano que la sociedad debería proteger” aseguró.
Con los ojos
enrojecidos y brillantes Stel expresa cómo quisiera que lo recuerden a él y al
resto de los ex combatientes: “simplemente como personas normales que cumplimos
con nuestra obligación, y que estuvimos dispuestos a dar nuestra vida por
nuestro país”. Mucho más allá de la obligación el Coronel enuncia que a la
guerra de Malvinas “volvería a ir”.
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